Contenido Original | ¿Quién es el dueño del espacio sideral?

12 de abril de 1.961…

Yuri Gagarin, cosmonauta soviético, se convierte en el primer hombre en la historia que sale al espacio extraterrestre, en el primer vuelo de una nave espacial tripulada por un ser humano. 58 años de una hazaña que fue la señal de partida de una loca carrera espacial que continúa en nuestros días. Un hito que demostró lo que el hombre es capaz de hacer cuando se propone ir más allá y favorecer una visión universal.

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Fuente: Pixabay

El comienzo

La curiosidad del ser humano no tiene límites, tal como lo plantea nuestra filósofa preferida @ivymalifred en la publicación La Ciencia y la Filosofía: ¿Cómo se complementan?; pensar es el primer acto, hacer preguntas el segundo. El primer acto deriva en filosofar y el segundo deriva en la búsquedas de respuestas. Imaginamos al hombre primigenio mirando hacia las estrellas en la noche y preguntando: ¿Qué hay más allá?

Consecuencialmente, al comenzar a obtener respuestas a sus preguntas, éste pudo desarrollar la tecnología necesaria para explorar el cielo desde la tierra. Pero esto nunca fue suficiente, nunca lo sería. ¿Cómo remontar esa distancia que nos separa del suelo para ir «más allá»?

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Fuente: Pixabay

¡Eureka!

Entonces, luego de hacer muchísimas preguntas y obtener millones de respuestas, el ser humano logra despegar desde una playa en Carolina del Norte, estado de la Unión Americana, en un biplano construido en el lugar y con muy precaria ingeniería: ya la fuerza de gravedad no sería un problema.

Pero he aquí que comenzaba un verdadero calvario de 58 años desde que el hombre pudo despegar los pies de la madre tierra, hasta poder visualizar el negro del espacio exterior. Y eso, solo lo pudo hacer aquel solitario patriota montado en un armatoste soviético, del cuál muchos científicos e ingenieros actuales se preguntarían por el tamaño de las glándulas productoras de testosterona, de nuestro cosmonauta; habida cuenta de lo precario que siempre resulta un primer intento, comparado a los avances logrados después -en diversos campos- para poder mantener con vida a un ser humano en el hostil espacio exterior.

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Fuente: Pixabay

La luna y la efeméride

Tendrían que pasar ocho (8) años más para poder aterrizar en nuestra vecina estelar más cercana: La luna. Cuando lo piensas bien: se invirtieron varios cientos de millones de dólares en sesenta y seis (66) años transcurridos desde el primer vuelo en biplano hasta lograr clavar la banderita en la luna.

Naciones Unidas se le ocurrió que era muy bueno conmemorar el 12 de abril como el día internacional de los vuelos espaciales tripulados. El objetivo de la efeméride es concienciar sobre la contribución crucial que tiene el espacio en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y sensibilizar al planeta tierra sobre la reserva del espacio ultraterrestre para fines pacíficos.

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Fuente: Pixabay

El espacio

Llegar a la luna en términos espaciales y para ponerlo en perspectiva es como si usted desplazara un pie delante del otro y ya: ¡está en la luna! Nos referimos a una escala donde la vía láctea (nuestra galaxia) sería el universo y usted es la tierra y a menos de un paso de distancia está la luna. Si no lo puede captar, tranquilo estimado lector, es muy difícil para el cerebro humano procesar las enormes distancias del espacio exterior.

Lo importante del párrafo anterior es establecer el contexto de la reflexión originada por la pregunta ¿Quién es el dueño del espacio sideral?

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Fuente: Pixabay

¿Quien es el dueño?

El ego del hombre es enorme, no hay duda de ello. Eso no es bueno, ni malo en sí, pero… ¡Siempre hay un pero! Históricamente, los países más avanzados toman ventaja de la tecnología para imponer su visión de mundo a los demás. Imaginen, ha sido así en todas la épocas. Así mismo, pensar que las buenas intenciones de Naciones Unidas puedan ser arraigadas en la humanidad, no puede ser sino un ejercicio de ingenuidad absoluta. Decimos esto porque los militares, generalmente, son los que ejecutan los presupuestos de exploración espacial. Los civiles solo ponen «el cerebro» y los militares «el músculo».

En la década de los 80′ del siglo pasado, existió un programa espacial de origen estadounidense llamado «Guerra de las galaxias», poco más poco menos, planteaba el derribo de misiles nucleares enemigos con misiles disparados desde satélites ubicados en el espacio. Las potencias que dominaron durante la guerra fría, se cansaron de colocar satélites espías en órbitas sobre la tierra y en el mismo espacio que debería ser usado con «fines pacíficos» ¿me están siguiendo?

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Fuente: Pixabay

Meollo

Imaginen por un momento que nos observan desde afuera y se dan cuenta de nuestra pretensiones como especie. Es decir, estamos acabando poco a poco con nuestro planeta (a pesar de los esfuerzos ambientales) y ¿alguna raza superior, permitiría que nos hagamos dueños del espacio sideral?

Supongan, que la nueva rivalidad entre los EE.UU., Rusia y China la dejan a un lado para explorar el espacio exterior: ¿Quien garantiza que alguno no se pasará de listillo, habida cuenta de las necesidades de minerales estratégicos?

¿Somos tan arrogantes como para pensar que podremos salvar las enormes distancias del espacio, construyendo una nave espacial que viaje a la velocidad de la luz (cosa que no se ha logrado) y viajar durante 4.2 años solo de ida, para visitar la estrella más cercana (alfa centauri)?

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Vuelos espaciales tripulados

La mente humana es prodigiosa, la mayoría de la cosas que ha sido capaz de imaginar, han sido creadas o puestas al servicio de la humanidad. La condición del ser nos ha puesto en un camino difícil como especie. Luchamos todos los días para, simplemente, sortear los retos del nuevo milenio.

Consideramos el espacio como una maravilla susceptible de ser explorada en profundidad, cuando acá, en nuestro planeta, no hemos sido capaces de catalogar TODAS las especies de animales existentes en los océanos. ¿Será que queremos huir hacia afuera y buscamos respuestas allá en el espacio, cuando todas las respuestas pueden yacer en el fondo del mar?

¿De qué queremos escapar? No hay nada en el espacio que pueda ayudar a paliar los problemas que tenemos en común quienes navegamos en nuestra «nave espacial azul»

Y no, NADIE es dueño del espacio sideral…

Escrito por: @fermionico

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