Proteger el futuro | Contenido Original

De pequeños pueden ser tan frágiles que muchos no se atreven a cargarlos. A medida que crecen regalan sonrisas por doquier. Todo lo celebran, todo les asombra. Son la esencia de la pureza y la sinceridad. La naturaleza los hizo totalmente indefensos, incapaces de valerse por sí mismos. Sin el cuidado de un adulto están perdidos. Despiertan fuertes sentimientos de amor entre las personas; nos conectan con la esperanza por una vida mejor, son nuestros niños.

A muchos les pudiera extrañar la imagen actual que tenemos sobre la niñez sea una construcción social, esto es, que no sea una respuesta natural sino un comportamiento forjado a lo largo del tiempo. Pero la evidencia histórica indica que ha sido así. No siempre los niños fueron vistos de la forma en que los vemos ahora, no siempre despertaron las mismas emociones, no siempre fueron apreciados, no siempre fueron valorados.

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Fuente: Pixabay 


Sobre el significado de la niñez en la historia hay dos grandes teorías. Una la propone el psicohistoriador Loyd Mause (EEUU). Según él, el paso del tiempo significó una mejora en la atención de los niños. En las época más recientes se fue logrando una mayor conciencia en lo que tiene que ver con el cuidado de los menores. Mause apela a la historia para mostrar cómo en el pasado, muchísimas prácticas culturales lesionaban la integridad de la infancia.

La otra teoría sobre la niñez la plantea el historiador Philllipe Ariés (Francia). Según su perspectiva, en la antigüedad los niños estaban más integrados a la vida social, a la vida de los adultos, por lo que las situaciones de maltrato infantil deberían ser menores. Lo importante de ese debate, surgido en el último tercio del Siglo XX, es que centró su atención en un sector de la población que había sido descuidado por los estudios históricos: la niñez.

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Fuente: Pixabay 


La revisión histórica parece darle la razón a Mause. El infanticidio con características rituales, como ofrenda religiosa para buscar la gracia de los dioses, fue una práctica común en el antiguo Egipto y en Mesopotamia y en menor medida en la Grecia de las ciudades-estado. No obstante, los Espartanos tenían sus montañas especiales para arrojar los pequeños cuerpos de aquellos niños que, según ellos, tenían algún defecto.

El texto bíblico nos muestra una concepción del niño como enemigo. En los tiempos en que los judíos permanecieron en Egipto un faraón, preocupado por la multiplicación de ese pueblo que eran sus esclavos, decidió la matanza de los niños varones, esto con el fin de evitar que algún día se levantaran en su contra. Es en ese contexto que surge la historia de Moisés. En otro pasaje del texto bíblico se habla también de la matanza de niños menores de dos (2) años ordenada por el rey Herodes, motivada por el desconocimiento del sitio exacto donde había nacido Jesús, el nazareno.

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Fuente: Pixabay 


Pueda ser que haya inconsistencia en los soportes históricos sobre los relatos bíblicos, pero lo importante a destacar es la posibilidad que del niño pudiera pensarse -de un modo- que permitiera hacerle daño. En la antigüedad romana el padre tenía la facultad de decidir si se quedaba o no con el hijo. Al nacer el padre procedía a levantarlo del suelo. Si había dudas, sencillamente lo dejaba tirado y el niño podía morir en el sitio. Durante una buena parte de la edad media la infancia no tenía ninguna identidad particular, eran una especie de adultos en miniatura, no eran merecedores de ningún trato especial.

En tiempos de dificultades económicas se consideraban una carga, sobre todo porque consumían recursos que no producían. El abandono de los infantes fue la norma hasta bien entrado el siglo XVIII. Hacia finales del siglo XVIII las ideas de pedagogos como Rousseau contribuyeron a fortalecer la conciencia de mejorar el trato hacia los menores. La importancia de la educación sirvió para asumir que la formación de los niños era una condición para el mejoramiento de la sociedad.

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Fuente: Pixabay 


El Siglo XX fue el siglo de los derechos humanos y, entre ellos, los de la infancia. En nuestro tiempo la infancia goza de unos derechos que le garantizan, por lo menos en el papel, un trato acorde y privilegiado. Mucho tiempo pasó para que llegáramos a entender que los niños de hoy son el futuro, que todo lo que podamos hacer por su bienestar mejorará la sociedad del mañana.

Sin embargo, a pesar de todo lo que hemos avanzado en el plano legal todavía hay muchas sociedades que tienen prácticas vejatorias hacia la infancia. Son conocidas las prácticas discriminatorias hacia las niñas en sociedades donde se privilegia al sexo masculino, sobre todo por expectativas de tipo económico. Los infanticidios femeninos son una realidad de nuestros días, pero donde se ven más vulnerados los derechos de la infancia es en el trabajo infantil. Según la ONU existen más de 168 millones de niños sometidos a condiciones de explotación laboral. En atención a esa dramática situación La ONU ha escogido el 12 de junio como el día contra el trabajo infantil.

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Fuente: Pixabay 


Un recordatorio que nos sirve para tomar conciencia que la niñez es una etapa de la vida donde se forman los valores fundamentales de la personalidad, donde aprendemos a canalizar el afecto. Todos los niños merecen pasar su infancia en un ambiente nutritivo, donde puedan conocer el cuido y la valoración personal, donde aprendan a relacionarse sanamente con sus semejantes.

Velar por el cuidado de los niños es un asunto que nos compete a todos. Ellos son el futuro de las sociedades. El trato que les damos hoy a nuestros niños nos dirá mucho sobre el mundo que está por venir.

Escrito por: @irvinc

Editado por: @fermionico


 

 

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