Cervantes Ciencia// Serie Investigación Vol. 51 p. 1-2

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¡Hoy comienza la Serie Investigación!


Es un placer comenzar en este volumen 51 la nueva serie de publicación de Cervantes Ciencia. La investigación ha formado parte de toda nuestra vida, pues desde que el hombre comenzó a generar conocimiento, tal vez de manera rudimentaria, aplicó un proceso investigativo.


Este, ha sido fundamental en todas las áreas del saber, pues nos ha permitido consolidar el conocimiento científico, comprender nuestro entorno, y muchos de los fenómenos que a diario ocurren en él.


La objetividad y disciplina, marcan su proceder y es que para comprobar hipótesis, debemos controlar todas las posibles variables. Durante toda esta serie estaremos resaltando esos contenidos interesantes que, nos llevan a valorar la investigación como proceso generador de conocimiento.

Si eres investigador en cualquier área, nos gustaría leer a qué te dedicas y apreciar, desde tu visión cuáles han sido tus logros en este campo… Recuerda que, cualquier duda, sugerencia o cometario, puedes dejarlo al final de esta publicación.

Alexaivy Torres

Coordinadora Editorial

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Es común, planificar para un fin de semana y, de pronto, percatarse que nos pidieron elaborar algún plato en particular (dulce o salado) y no recordamos cómo prepararlo. También cuando una dama y su caballero caen en cuenta que apareció una infección en los genitales o que la menstruación ya tiene varios días de retraso. En ese momento echamos mano de la “investigación” como indiscutible recurso para disipar nuestra interrogante.
Es que la curiosidad del ser humano, casi siempre es disipada siguiendo la ruta del método científico de manera formal, pero, también en la actividad cotidiana.

Investigar se corresponde con el seguimiento de un protocolo que se inicia con la observación, para luego contrastar la situación ideal versus el estatus de la realidad, con lo cual emerge la situación problemática-, sobre la cual nos planteamos interrogantes investigativas, sobre las que planteamos inferencias denominadas hipótesis, en el contexto teórico que nos interesa.

En el caso que nos ocupa, el problema de investigación está representado por la duda sobre la preparación culinaria o el asunto intimo descrito, con lo cual se plantea la referida interrogante respecto a la preparación de un manjar o las causas del contagio bacteriano, fúngico (hongos) o viral, ante lo cual le surgirán una gran cantidad de hipótesis que podrían darle respuesta.

Para poder responder a las preguntas de investigación habrá que establecer una ruta metodológica a seguir, como condición para producir los datos o evidencias empíricas que expliquen con argumentos sólidos la razón de nuestros planteamientos.



Con esto, podemos percatarnos que la investigación está presente en cada momento de nuestras vidas y, no es una actividad exclusiva de los académicos y científicos. Cuando pensamos en la ciencia como un acto cotidiano nos damos cuenta que la investigación da constantes alegatos a las cosas de la vida diaria.

Cuando navegamos por internet, buscando contestación a los asuntos del día a día, sobre la reparación de nuestro vehículo, los efectos de una medicina que nos han indicado o el significado de algún término pronunciado por alguien, estamos haciendo investigación. Estamos haciendo ciencia, con conciencia.

Para Cervantes Ciencia: Dr. Tomás Pérez (@tomastonyperez).


Referencias


Karp, G (2005). Biología celular. Mc-Graw-Hill: México
Tórtora y Derrickson.( 2010 ). Principios de Fisiología y Anatomía. 11va edición. Editorial Harcourt Brace: Madrid.
Moyes, C. y Schulte, P.( 2007) Principios de Fisiología Animal. 1era Edición.Editorial Pearson.Addison-Wesley.
Ganong, W. ( 1996 ). Fisiología Médica. Decimoquinta. Edición en español. Editorial El Manual Moderno: México.
Smith y Wood (1997). Biología celular. Addison-Wesley Iberoamericana: Buenos Aires.
Van de Graff, K. Y Ward Rhees, R. (1989) Anatomía y Fisiología Humanas. México: Interamericana-McGraw-Hill.
Welch y Otros. (1984). Ciencias biológicas. De las Moléculas al Hombre. C.E.C.S.A: México.

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Hace poco estuvimos intentando resolver un problema de telecomunicaciones en el data center de un cliente, nos comunicamos con la persona responsable de la empresa que entrega el servicio de Internet. Es un ingeniero al que tuvimos el privilegio de conocer, puesto que fue nuestro profesor universitario de Telecomunicaciones I, una de las tantas asignaturas que debes superar para acceder a la titulación.

El caso es que la visita que dispensamos también sirvió para recordar los días de clases y cómo fue que aprendimos con él sobre los satélites. Esos ingenios que dan vuelta sobre nuestras cabezas, varias veces al día, en su trayecto de vida útil facilitando un servicio inestimable a la humanidad.


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Fuente: Unsplash


Muchas personas ignoran la inmensa cantidad de tecnología y esfuerzo que significa colocar estos armatostes en órbita, claro, no tienen porqué saberlo. Lo cierto del caso es que nos atrevemos afirmar que sin ellos, el mundo de hoy no sería posible.


Pongamos como ejemplo las señales televisivas de eventos al otro lado del planeta. Jamás podríamos haber visto a la venezolana Yulimar Rojas, coronarse campeona mundial de triple salto, en Doha, Qatar. El horario de su competencia fue en la noche de Doha, pero en Venezuela apenas despuntaba la tarde. La señal que nos permitió ver su victoria, llegó producto del servicio entregado por un satélite.

Otro ejemplo: el “Global Positioning System” (conocido popularmente por sus siglas en inglés: GPS) un conjunto de al menos 24 satélites en órbita geoestacionaria, que mediante el envío y recepción de señales, calcula por trilateración la ubicación de un dispositivo que genera la señal, capturada por aquellos. De este modo, cualquier usuario con este dispositivo puede saber en el sitio exacto donde se ubica. Los sistemas de navegación de casi cualquier aeronave o barco, usan esta red y es impensable que puedan desarrollar un curso de navegación eficiente sin la ayuda de los satélites en cuestión.


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Fuente: Unsplash

Los satélites metereológicos ayudan a los científicos a monitorear la atmósfera terrestre, sin ellos sería imposible ver, por ejemplo, la formación de una tormenta, vigilar el avance de esta, la velocidad de los vientos determinada por el desplazamiento de la nubosidad, zonas de baja o alta presión y un sinnúmero de eventos climáticos que pueden ser claves en la vida de las personas.

¿Cuánto podríamos saber sobre el cosmos, sin la ayuda de los satélites astronómicos? Ya no solo observar más allá de las estrellas, sino desplazarse alrededor del sol, por ejemplo, para monitorear su atmósfera y los elementos que la componen, prevenir con una antelación de 8 minutos (tiempo que tarda la luz del sol en llegar a la tierra) un estallido de una llamarada solar que comprometa las telecomunicaciones o las redes eléctricas, entre otros conocimientos que estos artificios le han brindado a la humanidad.

Así que, cada vez que mire hacia arriba, rinda homenaje a los hombres que han hecho posible que estos enormes artefactos, nos faciliten la vida a todos.

Para Cervantes Ciencia: @fermionico

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