Lo difuso de la Justicia Social | Contenido Original

¿Justicia social? ¿Quién le pone el cascabel al gato? Mirando por donde se le mire, la justicia social es un concepto difuso y extremadamente difícil de manipular. Tiene que ver con las creencias personales y la posición ideológica de cada quien. Sin embargo, no deja de ser un ideal atrayente para muchos y -en especial- en latinoamérica, dada la última oleada de gobiernos progresistas que han permeado el acontecer en el subcontinente.

Como principio fundamental promovido por Naciones Unidas (O.N.U.) y considerado un aparte clave dentro de las metas del milenio para el 2.050, la asamblea general decidió el 26 de Noviembre de 2.007, convertir el 20 de Febrero de cada año en el Día Mundial de la Justicia Social, con el fin de conseguir y mantener la paz -junto a la seguridad- en todas las naciones del planeta.

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Fuente: Pixabay


 

Ahora ¿cómo alcanzar la tan dichosa justicia social? Cualquier desprevenido diría que los gobiernos son responsables de crear las condiciones necesarias, a fin que las personas cuenten con las oportunidades para crear riqueza y consecuentemente su bienestar. No le faltaría algo de razón, los estados tienen que ir más allá de la retórica y las palabras para establecer esas condiciones. Pero ¿sería el liderazgo de las naciones, los únicos responsables?

Y ¿Qué hay con el individuo? ¿No es un componente fundamental del tejido social? ¿No es a partir de una adecuada educación en el hogar que se entregan ciudadanos responsables con su entorno y con el resto de la sociedad? Ya va quedando claro, entonces, que una simbiosis entre individuo y sociedad es necesaria para la consecución de las metas trazadas, con el fín de lograr la justicia social.

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Fuente: Pixabay


Conceptualmente todo es muy bonito, pero ¿Y los desafíos? Acordamos que la simbiosis es necesaria, pero si empezamos a revisar las posturas ideológicas de las dos corrientes de pensamiento político más importantes, entonces nos encontramos con un choque de trenes que convierte al concepto en una mera declaración de buenas intenciones.

A ver, nos explicamos: si usted es de derecha, pensará que el estado tiene que ser un interventor mínimo (cuando no, nulo) de todo cuanto acontece en lo económico (por citar un solo ejemplo); si usted es de izquierda, pensara en el tutelaje del estado como manera perenne de hacer llegar la riqueza colectiva al «pueblo» ¿Comprende el lector el contrasentido? Estado inexistente vs. Estado tutelar.

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Y entonces ¿Cómo podría existir la simbiosis propuesta? Creemos, firmemente que las respuestas jamás podrán ser realmente entregadas a una sociedad mundial que, poco a poco, se hastía del prolongado uso de palabras adornadas para reivindicar la justicia social, en lugar de recibir un acuerdo sincero y de acción para perseguir la misma.

Lo peligroso de ello, es que ya se está viendo en los noticieros a diario, un sin fin de informaciones que apuntan al hartazgo y de este mismo se desprenden la formación de grupos extremistas que en nombre de la justicia social, llevan a los rebaños hacia una inmolación por las ideas, que no sería necesaria si tan solo las élites pusieran acción sincera para crear las condiciones ya escritas en documentos que reposan el sueño de los justos, en las oficinas de los organismos multilaterales.

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A veces nos preguntamos ¿Para qué tanta discutidera dentro de estos organismos, que no llegan a nada? Y creo, sin temor a equivocarme, que no somos los únicos que nos hacemos estas preguntas. Es verdad que algo se ha avanzado. La riqueza mundial ha permitido sacar de la pobreza a millones. Tan solo China hizo su propio milagro y acabó con más de 500 millones de personas cambiadas a una clase media robusta, desde la pobreza.

Pero ¿Es sólo una cuestión de dinero? Y he aquí otra arista peligrosa, creer que lo económico priva sobre las demás cosas. Tal como está conformado el mundo occidental y la manera como Oriente lo ha copiado, nos hemos olvidado -por ejemplo- de la inclusión. Eso también es justicia social: la aceptación de otros diferentes, sean comunidad LGTB, otras religiones o pueblos indígenas, por mencionar varios que han sido relegados.

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Para ser justos, si una sola persona tuviera el poder de otorgar la tan mentada justicia social a toda la humanidad ¿no saldrían a relucir nuevos retos y necesidades? ¿Ven lo difícil que sería construir un mundo con la justicia que todos querríamos? ¿Y por qué? Por el simple hecho que los individuos pensamos diferente en los términos de lo que es justo. A los Indios, por citar un ejemplo, les parece injusto que una mujer con la menstruación coma en el mismo lugar que otras quienes no la padecen. Sí, sabemos que es un extremo pero justicia social, es PARA TODOS ¿No?

Algún día, muy en el futuro, si la tierra no es acabada antes por un meteorito, podrán verse grandes avances en la justicia social, obligados por la necesidad de sociedades menos conflictivas. Es la evolución natural de las especies, la que nos dará el camino a seguir para la inclusión real; no será pronto como lo desean las huestes pendencieras de los extremismos de hoy, ni los opíparos funcionarios de los organismos multilaterales. Resultará como consecuencia del avance de la conciencia humana, no lo duden.


Escrito por: @fermionico


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