Multilingüismo es cultura | Contenido Original

La evolución de la humanidad no deja de poseer vertientes paradójicas. Para demostrar esta afirmación primero hay que añadir contexto al tema. Comencemos por la manera más básica de comunicación: los sonidos y los signos en el homo sapiens primigenio. Estos sentaron las bases de formas más complejas de lenguaje y para que estos formara lenguaje estructurado pasaron siglos.

No somos expertos lingüísticos, pero se nos hace lógico que, una vez articulado el primer idioma y como resultado de la migración a partir de África, muchas variantes nacieron según se fueron creando asentamientos en todos los continentes, pasó otra cantidad de siglos respetable hasta nuestros días y los estudiosos no tienen claro el génesis de las diferentes lenguas.

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En el mundo de hoy se hablan más de 6.000 lenguas y el 43% de ellas están en peligro de extinción, según Naciones Unidas. Luego el organismo afirma:

«Hay una conciencia creciente de que los idiomas desempeñan una función vital en el desarrollo, al garantizar la diversidad cultural y diálogo intercultural»

Quisiéramos compartir el entusiasmo y la candidez de Naciones Unidas, pero nos es difícil compartir un pensamiento si no lo vemos igual. Comencemos con la historia misma y el comportamiento humano.

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Si revisamos el tránsito en la evolución humana, nos daremos cuenta que los pueblos más evolucionados y con talante guerrero, siempre intentaron imponer sus costumbres y lenguajes. El conquistado no tenía ningún derecho y por la fuerza se le imponía adoptar lo extraño. Esta manera de irrumpir en la vida de otros, acabó con muchas culturas y lenguajes.

Con muy pocas excepciones, pongamos como ejemplo Alejandro Magno, el hombre ha intentado en sus conquistas imponer su verdad ¿Qué ha cambiado hasta ahora? Las sociedades dejan particularmente ser sensibles a estos temas, porque es más sencillo no reconocer que otorgar derechos ¿No lo creen? ¿Donde se encuentran los nativos estadounidenses? Jamás una nación podría consolidarse, si tiene que negociar con cada pueblo originario.

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Por otro lado, el mestizaje también ha jugado a favor del multilingüismo, es decir, conforme desaparecen pueblos y lenguas, otras nuevas se forman como consecuencia de la acción misma de la evolución. Para entender ésta dinámica, voy a mencionar un ejemplo de la adopción y desaparición del lenguaje.

Tenemos familia regada por el mundo fuera de nuestro país. Aquellos que migraron hace muchísimo tiempo a tierras anglosajonas, adoptaron el idioma del lugar de acogida: posteriormente, al hacer vida fuera, eventualmente tuvieron familia y sus hijos jamás han sido criados en lengua materna, a pesar que se reconoce las ventajas de hablar varios idiomas. Resultado: no podemos establecer una comunicación fluída en nuestros re-encuentros con sus hijos o nietos.

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Por supuesto, lo anterior puede ser una interpretación simplista dentro de un marco complejo, de explicaciones y consecuencias al fenómeno de desaparición de las lenguas, pero creemos haber establecido el contexto del debate. Ahora es el momento de disertar en la paradoja planteada en nuestra primera frase de esta publicación.

Puede parecer algo banal que un organismo multilateral se ocupe de advertir el peligro de la simplificación del lenguaje. Lo que no deja de tener importancia; pero, ignorar olímpicamente la manera como se comporta el ser humano con quienes no comparten sus valores, cultura y lengua, no ayuda al fin que persigue a Naciones Unidas. Empezando, se necesita una voluntad política enorme para abordar el desafío y hablemos claro: la humanidad tiene problemas más urgentes que atender, a raíz de la pandemia, que el menor de los males será si un lenguaje desaparece, si podemos desaparecer TODOS quienes hablamos un lenguaje, al no controlar el coronavirus COVID-19.

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Si el multilingüismo es cultura, hay algo más urgente que abordar y enfrentar el verdadero desafío: la manera como el cerebro humano funciona. Los entendidos afirman que el cerebro siempre buscará caminos para quemar combustible más eficientemente. Si esto es cierto, no hay que ser un erudito para entender que las personas hablarán aquella lengua que les resulte más fácil: la materna. Pero la dinámica social de los nuevos tiempos ha reducido el contacto humano al mínimo.

Por ende, lo virtual permea los intercambios de lenguaje y esto lleva a un reduccionismo forzoso de la variedad lingüística. Teniendo esto claro ¿cómo abordar la realidad? Naciones Unidas hace lo que puede promoviendo el Día Internacional de la Lengua Materna para «poner de manifiesto que las lenguas y el multilingüismo pueden fomentar la inclusión, y que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se centran en no dejar a nadie atrás.» Solo que las realidades de la evolución empujan hacia otro lado.


Escrito y diagramación: @fermionico


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