¿Dónde están? | Contenido Original

Un ligero decaimiento fue el primer síntoma. Rafael se sintió indispuesto y ese día no quiso abrir el pequeño puesto de venta de verduras al inicio de la calle principal de su vecindario. El ligero malestar fue creciendo,  ahora acompañado por una fiebre muy alta. 

Luego de tres días en cama,  sin salir a ningún lado, su ausencia en la calle fue notoria. Leonora, su vecina, alarmada por las noticias que venían de todos lados sobre una terrible enfermedad que había llegado, pensó en su vecino y rogó que estuviese bien. Se decidió a ir a su casa y dio tres golpes en la puerta principal. No obtuvo respuesta. Intentó de nuevo una vez más. Y nada. Entonces recordó que Alfonzo, el hijo de Rafael, antes de su viaje al exterior,  le había dejado un número telefónico “para cualquier emergencia, Leonora…”. Y procedió a comunicarse con el muchacho por el Whatsapp. 


«Alfonzo, su padre tiene tres días que no sale de la casa, me tiene preocupada» dijo Leonora en la nota de voz enviada por el celular.

A los pocos minutos llegó la llamada de Rafael… «Caramba, Leonora. Me preocupa lo del viejo, no vaya a ser que agarró la enfermedad. Si puede dele una vuelta. Levante el materito que está justo debajo de la ventana de la sala y allí encontrará una llave de la puerta principal. Se la dejé a papá cuando me vine por si acaso extraviaba sus llaves. Cualquier cosa me vuelve a llamar. Por favor»

No le costó a Leonora ubicar el matero y como había señalado Alfonzo allí estaba la llave… Con un improvisado tapaboca hecho con retazos de cualquier tela y los guantes de fregar, Leonora abrió la puerta de la casa de Rafael. El mal olor del ambiente le cambió el semblante. Aquello no pintaba nada bien. Al acercarse a la cama vio el cuerpo del anciano, inmóvil, con los ojos cerrados, apenas sí  podía respirar. El sonido de las sibilancias cada vez que inspiraba o expiraba se quedo prendado en los oídos de la vecina. 


Rafael…Rafael…dijo dos veces  Leonora mientras tocaba el hombro del anciano, pero el hombre no mostró ninguna señal de haberla oído, estaba como inconsciente. Ya en la calle Leonora buscó ayuda para ir al hospital. En una vieja pick up descubierta improvisaron unas pequeñas mantas y entre dos hombres colocaron el cuerpo del anciano. 

Toda el área cercana al hospital era un hervidero, cientos de personas se arremolinaban en los alrededores tratando de llegar. En vista de aquel volumen de gente, que rebasaba ampliamente la capacidad de atención,  el ejército había acordonado la zona y procedieron a restringir el paso hacia la instalación sanitaria. Ellos mismos recibían a las personas que llegaban en situaciones extremadamente graves, al resto le pedían que esperaran en sus casas.

Eleonora y su grupo pudieron aparcar como a dos cuadras del centro de salud. Los dos hombres trasladaron a Rafael con las mantas. Al llegar cerca de la entrada los detuvieron los militares. Les indicaron que pusieran el cuerpo sobre una camilla que ellos se encargarían del resto. Tomaron nota del nombre y apellido de Rafael y de la dirección de su casa. Fue la última vez que alguien supo de él…


Luego de un año Alfonzo pudo regresar a su país. Las restricciones internacionales provocadas por la pandemia del covid-19 lo mantuvieron confinado en el sitio donde había ido por pocos meses para presentar los últimos requisitos de un máster. 

Al llegar se puso en contacto con Leonora para ampliar los detalles que le permitieran dar con el paradero del cuerpo de su padre. Pero no fue mucho lo que Leonora pudo agregar a las largas sesiones que habían mantenido por Whatasapp.  Sí le informó que se había constituido una ONG para investigar los miles de casos de cuerpos desaparecidos durante los primeros tiempos de la pandemia, cuando las autoridades sanitarias fueron completamente rebasadas en sus capacidades.


Luego de sus primeros contactos con la ONG Alfonzo supo que probablemente el cadáver de su padre reposaba en alguna de las fosas comunes que se abrieron para enterrar rápidamente los cuerpos. 

Lamentablemente las autoridades militares no tomaron las previsiones necesarias para saber quien estaba en cada sitio. Se dispuso de los cuerpos sin ningún control.

Hasta ahora la fiscalía del país se ha sumado a las causas de los familiares. Y está abierto un proceso para obligar al Estado a comenzar con los procedimientos que permitan identificar el mayor número de cuerpos posibles. Para ello se está presionando la contratación de expertos internacionales en medicina forense con experiencia en ese tipo de procedimientos….


El anterior relato de ficción está basado en hechos reales. Se escribe motivado por la conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas. Cada 24 de Marzo las Naciones Unidas (ONU) nos invitan a reflexionar sobre todos esos casos en que se han vulnerado Derechos Fundamentales.

Aunque la fecha está dirigida principalmente a violaciones ocurridas en el contexto de situaciones políticas, la emergencia creada por la pandemia del covid-19 generó una situación de vacío legal para casos como el de Rafael, a quien se le vulneró el derecho de contar con un acta de defunción donde conste que sus días terminaron. Además,  del legítimo derecho a conocer cuál fue su destino final. Entramos a un mundo donde quedamos registrados y de igual modo debemos salir de él.


Escrito por: @irvinc

Edición e imágenes: @fermionico


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