Cervantes Ciencia Vol. 138 p. 2-2

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Los procesos de la vida son demasiado complejos. Desde aquel coacervado se desencadenó todo un cúmulo de reacciones que en algún momento iban a permitir la existencia. Recordemos que un Científico llamado Oparin, nos explicó a través de la teoría de la coacervación, cómo todos los elementos químicos y las condiciones de la tierra primitiva interactuaron para generar los primeros protobiontes, a los que él llamó “Coacervados” y que mantenían una condición elemental y era, una membrana primitiva que lo separaba de un medio circundante.


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La fragmentación, la mitosis como proceso de división celular, fue creando formas idénticas que iban marcando la existencia; sin embargo, estas eran vulnerables a una misma presión selectiva. Esto quiere decir que, si las condiciones cambiaban y esto no era favorable para la población, esta iba a desaparecer.


La teoría canibalista sobre el origen del sexo, apoya a la endosimbiosis, y de alguna manera un individuo adquirió los elementos esenciales para generar un nuevo proceso reproductivo, la meiosis, quien, al reducir las cargas hereditarias, permitiría que dos individuos intercambiaran su ADN y generaran una descendencia más resistente y extraordinaria.


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La reproducción sexual marcó el inicio de la diversidad y al especializarse de acuerdo a las especies y sus condiciones, permitió que estas lograrán perpetuarse. Es la clave de la existencia, la llave de la supervivencia y la pieza que le faltaba al rompecabezas de la biodiversidad.

Los gametos también han evolucionado, desde aquellos que eran ambos móviles, que requerían altas tasas de energía, hasta un óvulo grande e inmóvil que ha generado las condiciones para esperar a los gametos masculinos móviles. Vemos entonces que todo ha sido un proceso complejo que ha permitido dar cuerpo a la biosfera terrestre.


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Cada especie tiene unos requisitos para aparearse y esto es algo realmente fascinante. También la evolución, de manera majestuosa ha creado procesos que permiten sólo la reproducción entre cargas genéticas afines, a través de los llamados mecanismos de aislamiento. Estos han permitido que en la naturaleza existan filtros reproductivos y serán el tema de nuestra próxima publicación.





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