Una fiesta cada 4 años || Contenido original

Escribimos ésta entrada a minutos de comenzar el encuentro Brasil versus Serbia, en el marco del grupo del grupo «G» de la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022. Tal partido marca el final de la primera jornada en todos los grupos. Es decir, cada equipo participante en la fiesta cuatrienal ha jugado al menos un partido y muchos fanáticos comienzan a predecir las posiciones, de acuerdo a lo que han visto en cancha.

Hoy mismo también, leí un trino de un Hiver que se preguntaba en voz alta: ¿Qué le ven al mundial de fútbol? Y no pude menos que retrotraerme en el tiempo para evocar el odio que sentía por el fútbol. En efecto, siendo Venezuela un país donde el béisbol era una religión, nos molestaba la misma locura desatada por un deporte que parecía aburrido y veía en mi época de púber ¿Qué hacen estos tipos yendo detrás de un balón, corriendo sin sentido de un lado a otro?


Pero he aquí sucedió el mundial Argentina 78′ y todo cambió. De pronto, nos parecía que los Kempes, los Bertoni, los Passarella y los Fillol, entre otros, tenían algo de simpatía al coronarse en su propio patio. Así que nos preocupamos por aprender los fundamentos del juego y las razones tanto tácticas como estratégicas del devenir en la cancha. Y la magia terminó de suceder en España 82′ con la Alemania de Rummenigge, Shumacher, Matthäus, Littbarski y compañía, quienes se encargaron de darnos el flechazo al corazón por el deporte rey. Y recuerdo el momento justo cuando aconteció: la semifinal de los teutones contra Francia.

¿Cómo no enamorarse de éste deporte al haber presenciado aquel drama? Un empate a un gol por lado en los noventas minutos reglamentarios, un aparente juego enfriado por Francia en el primer tiempo de la prórroga de 15 minutos con un par de goles y el empate in extremis en el segundo tiempo de la prórroga con dos goles alemanes, el segundo de Fisher para enviar el partido a la resolución desde los doce pasos; donde el drama no acababa al fallar Littbarski el tercer penal y colocar a los teutones cerca de la eliminación. Pero la providencia quiso que Didier Six y Maxime Bossis fallaran sus botines para clasificar a la Alemania, quien no falló el resto de sus intentos.


Que el equipo ario cediera en la final ante Italia, no nos causó desamor por el juego. A partir de aquel momento nos convertimos en fieles seguidores de Alemania y su Bundesliga. Un mundial tras otro veía como los alemanes alcanzaban las postrimerías de cada campeonato. Entre aquel mundial 82′ y el de 2014, los teutones se quedaron con dos terceros lugares, tres subcampeonatos y dos estrellas en sus uniformes. Nada mal. Pero en Rusia 2018 vino la debacle: desde 1938 alemania no se quedaba en la primera fase y en la tierra de Siberia, volvieron a repetir aquel desempeño. Todos pidieron la cabeza de Joachim Löw y contra todo pronóstico fue ratificado al frente de la selección. Hoy día ya no está conduciendo a la Mannschaft 

A lo que vamos, esa es la magia del fútbol. Convertir a un tipo que odiaba el deporte de los botines y las pelotas en un fanático que se da el tupé de compartir su ignorancia sistémica del juego en un podcast junto a @pacoandujar y @dedicatedguy en el feed de @fulldeportes, a través de la cuenta @golazo-fc. Y nos perdonan nuestros queridos lectores por tan franca y reprobable alegoría, al aprovechar el espacio que nos cede gentilmente el testigo @cervantes para hacer una publicidad no aprobada; pero pueden ustedes imaginar la pasión que nos cobija cada cuatro años.


Y el caso es que nos encantaría que aquel Hiver leyera éste relato y le diera la oportunidad a un deporte que no deja indiferente a nadie. Ni siquiera a él, quien demuestra desprecio por la locura de la gente. Muchos de ustedes se preguntarán el porqué no aprovechamos éste espacio para dejar en claro los temas candentes que rodean al país anfitrión. Esos que han estado en boca de todos respecto de la inclusión y otras polémicas. Lo haría. Pero dejaría de seguir mi corazón que dictamina algo: «Ésta es una hermosa oportunidad de sacar lo negativo fuera del debate y ensalzar lo positivo del deporte» He allí la magia del deporte rey.

Resaltar, por ejemplo, el fútbol femenino. Poco a poco las jugadoras se han ganado un espacio a pulso en los titulares. Su fuerza en el terreno, su destreza manejando el balón y entregando partidos entretenidos, han hecho más por ellas que pelear por temas controvertidos. Es así como las jugadoras de Estados Unidos han obtenido un sueldo base igual al de los equipos masculinos. Es así como, en muchas selecciones Europeas, ha sucedido lo propio. Es significar como la grandeza de un deporte puede borrar de un plumazo años de desinversión e injusticias. Falta mucho por hacer, pero ¿No es lindo que las cosas estén avanzando a punta de buen juego en la cancha?


Con ello en mente, no podemos menos que ver con incredulidad como ha operado el cambio de aquel odio por un amor increíble. Son más de cuarenta años viendo pasar un mundial tras otro y parece que no amainara el sentimiento de grandeza en cada partido desde el pitazo inicial hasta que el juez dictamina la conclusión del juego con un silbatazo. Observar como un equipo avanza sus líneas con el fin de anotar, las rotaciones en el medio del campo para abrir agujeros en la defensa, las proyecciones de los laterales cuando ha fallado los avances por el medio y la sapiencia de los delanteros para acabar con la pelota metida en las redes, es como presenciar a una orquesta y un coro ejecutando el aleluya de Haendel en medio del teatro de la ópera de París.

Y esa grandeza no es gratis, son años de evolución en la agresividad del hombre convertida en un instrumento para seguir haciendo la guerra mediante la paz, porque ¿Qué no es esto, sino el deporte rey? Y cualquier desprevenido nos diría: «Recuerda, hubo una guerra por culpa del fútbol en Centroamérica» Y le responderíamos que eso no es culpa del deporte, sino la falta de convicción del hombre para dirimir sus diferencias de manera civilizada.


Cualquiera sea la razón que movió a ese Hiver para hacer una afirmación de tal naturaleza, jamás creeremos sea tan fuerte como para no hacerle cambiar de preferencias en el futuro. Aquí y ahora hemos decidido amar el fútbol y entregar un homenaje a todos aquellos seres humanos sobre la faz de la tierra, quienes esperan cada cuatro años para sacar fuera de su cuerpo, todo lo contenido que les envenena, para gritar, saltar, celebrar a su selección y el encuentro de naciones. La paz se puede construir a través del deporte y apostamos por ello.


Escrito y diagramación: @fermionico


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