Agenda 2.030: «No dejar a nadie atrás» | Contenido Original

La cercanía del aniversario del fallecimiento de un ser muy querido con el 03 de Diciembre, Día Internacional de las personas discapacitadas decretado por la Asamblea General de la O.N.U., nos ha dado la oportunidad de brindar un espacio sincero y muy justo a quienes hoy día luchan en un mundo no pensado para ellos. Nos referimos a los discapacitados. ¿Por qué nos atrevemos hacer tan temeraria afirmación? Veamos.

No hay que ser un especialista en evolución para darse cuenta: no hace mucho tiempo, los discapacitados eran vistos como seres de segunda categoría. Incluso, eran abandonados a su suerte. Y eso tenía que ver con el aporte que hacían al grupo. Siendo una sociedad recolectora y cazadora, el «homo sapiens» desechaba a todo aquel ser que no contribuyera -de modo activo- en las tareas exigentes para el bienestar de la tribu.

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Fuente: UNICEF/Frank Dejongh


Digamos que era un mecanismo «selección natural» en el cual, solo sobrevivía el más fuerte. Duro sí, pero necesario en su momento para el éxito de la especie. Más adelante, este tipo de comportamiento pasó al área del cerebro «reptil» y los demás ha sido historia: la ignorancia supina y una sociedad que quiere una inclusión que no termina de concretarse, hacen necesario la existencia de este tipo de eventos conmemorativos que llaman a la conciencia mundial e intentan informar sobre lo que todavía desconoce el ser humano.

Y es que existen dos tipos de discapacitados: el autónomo y el dependiente. Si, sabemos que hay una clasificación más nutrida, pero para los casos que deseamos comentar sólo necesitamos esta clasificación simple.

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Fuente: Pixabay


Crecí en una familia grande, de las de antes, éramos siete hermanos. Sin embargo, nuestra cuarta hermana vino al mundo con problemas en el parto, porque nuestra madre tuvo una condición en su embarazo llamada «placenta previa». Esto provocó que la bebé no pudiera pasar de la bolsa amniótica al aire libre y despejar sus pulmones llenos de líquido con suficiente rapidez, provocando parálisis cerebral severa por falta de oxigenación en el órgano más importante del cuerpo humano.

Fue una tragedia para mis padres quienes debían pensar, como hacer para seguir adelante conforme el reto fue haciéndose patente: mi hermana no respondía a los estímulos que un recién nacido debía tener. Luego de aquello, nacieron tres hijos más y fuimos un ejemplo de inclusión familiar, al crecer con nuestra hermana desde la distancia.

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Fuente: Pixabay


¿Y por qué fue así? Los psicólogos recomendaron a nuestros padres internar en una institución a nuestra hermana, donde recibiera los cuidados necesarios en vista que no podría valerse por sí misma y era una bebé que no duraría más allá de los cinco (5) años. Y es acá donde queremos llamar la atención: pese a que siguieron las recomendaciones de los psicólogos, quienes aseguraban a nuestros apesadumbrados padres que debían prestar atención a sus hijos «sanos», mi hermana fue a dar a un internado y crecimos con una conciencia plena de su existencia: la visitamos con mucha frecuencia, celebramos sus cumpleaños, asistimos a todo evento que la institución hacía con el fin de recaudar fondos, el internado tenía temporadas vacacionales y en ese tiempo nuestro hogar se revolucionaba.

Y era una revolución porque el resto de los hermanos nos repartíamos las tareas para atenderla durante temporadas que -juntas- sumaban al menos tres meses por año. Y así fue como -desde el amor- mi hermana logró sobrevivir treinta y siete (37) años. Un tiempo sorprendente considerando los pulmones delicados con los cuales le tocó respirar. En Noviembre del año 2.011, Alejandra partió de este plano físico sin la conciencia de su estado, pero con la seguridad de haber recibido todo lo que podía abrazar de una familia que le amó.

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Fuente: Pixabay


Ayer leíamos una nota periodística que daba cuenta de un entrenador británico de fútbol que dirige a su equipo mediante señas del alfabeto para sordos ayudado por un intérprete y nos maravillamos por la resolución del técnico en llegar a dirigir equipos profesionales. El hombre es joven y no dudamos que pueda llegar, puesto que los países del primer mundo van a la vanguardia de la inclusión para las personas con discapacidad. En este caso, digamos, él es un autónomo y mi hermana era una dependiente.

En los dos casos hay un factor común: el amor de la familia. Pero, lamentablemente, estos casos son la excepción. Y lo decimos con la plena conciencia que dan los números y hechos citados por la O.N.U.:

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Fuente: Pixabay


  • La población mundial es de siete mil millones de personas.
  • Más de mil millones sufren algún tipo de discapacidad (una de cada siete).
  • Más de cien millones de personas discapacitadas son niños o niñas.
  • Los niños y las niñas con discapacidad tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de algún tipo de – violencia.
  • El 80% de las personas con discapacidad vive en los países en desarrollo.
  • El 50% de las personas con discapacidad no tiene acceso a la sanidad.
  • 180 países han firmado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
  • Siete de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se refieren explícitamente a personas con discapacidad.

Es así como nuestro testigo quiere hacer el llamado: los discapacitados están allí y necesitan tu comprensión. Jamás tu lástima. En un mundo hostil para ellos, valen mucho más tus acciones para incluir a personas que sienten como tú, no lo dudes nunca.


Escrito por: @fermionico


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