Lenguas originarias, conciencia de cultura global | Contenido Original

El 27 de diciembre de 1974, luego de una prolongada vida, murió en la Isla de Man, cerca de las costas de Irlanda, el pescador Edward “Ned” Madrell. La razón por la que la historia ha decidido conservar el nombre de este humilde pescador, es que al momento de su muerte “Ned” fue el último hablante de un idioma original, una variante del Gaélico que se había mantenido vivo entre un puñado de habitantes de la pequeña isla irlandesa.

Cuesta imaginar que un hombre como “Ned”, que siempre tuvo una clara conciencia de la importancia de conservar su lengua, no se haya ocupado de tratar de enseñarla, por lo menos a algunas personas de su entorno. Seguramente que unos cuantos en Man recuerdan palabras de esa lengua original. Es probable que hasta los jóvenes de la Isla guarden en su memoria el recuerdo de una forma de hablar propia de sus antepasados. Sin embargo, la referencia a Edward “Ned” Madrell, nos sirve para tomar conciencia de una situación que se da en nuestro tiempo: la extinción de las lenguas originarias.


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Fuente: Pixabay


En un papel de trabajo preparado por la UNESCO, sobre multilingüismo en el ciberespacio, aparece una estadística impresionante: de las 6700 lenguas que se estiman sobreviven en el mundo, apenas unas diez constituyen el 84,3% de las que se usan en internet. La globalización ha ido creando las condiciones para que miles de millones de usuarios se inclinen por el uso de las lenguas que le permiten acceder a audiencias más grandes, esa es una realidad propia de nuestro tiempo. Mantener vivas a una buena parte de las lenguas originarias, repartidas en todo el mundo, se presenta como una tarea difícil; un reto que ocupa el tiempo de numerosos investigadores.

La gran cantidad de lenguas usadas por la humanidad tiene su origen en la curiosidad que -desde los primeros tiempos- ha tenido nuestra especie, en esto coincide hasta un relato bíblico. Según la Biblia, el origen de las lenguas fue por una especie de castigo a la curiosidad humana. Los hombres se propusieron llegar hasta el cielo para despejar sus enigmas y se pusieron manos a la obra, comenzaron a elevar una gran torre que les permitiera divisar el más allá; el creador para dificultarles la tarea les enredó el entendimiento creando muchas lenguas, de ese modo no pudieron comunicarse y pusieron fin a tan delicada empresa.


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Fuente: Pixabay


La ciencia, por su parte, nos ha mostrado que los primeros hombres decidieron dejar el sitio donde se originaron, en el África Central, por un afán de curiosidad que los llevó, durante miles de años, a los rincones más apartados del planeta. Con el pasar del tiempo aquellos seres humanos, que partieron de África, se fueron estableciendo en toda la geografía planetaria. En su larga andadura se encontraron enfrentados a las realidades más diversas. Retados por situaciones inimaginables dieron inicio a procesos de interpretación que les permitieran entender su día a día, comenzaron a nombrar cada detalle de lo acontecido en sus vidas.

Con palabras fueron recogiendo y guardando en la memoria su universo material y espiritual. De este modo se fueron formando las distintas lenguas que ha conocido la humanidad. En cada una de ellas es posible encontrar los retazos que permiten armar el gran rompecabezas de la cultura humana. Todas las lenguas llamadas maternas, en atención a que las mujeres ─ por estar a cargo de los hijos─ enseñaron a los miembros de cada nueva generación las palabras, son portadoras de una visión única de la realidad. En cada lenguaje está presente el recorrido del habla humana.


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Fuente: Pixabay


Las palabras de cada lengua son claves para reconstruir el proceso de construcción de un mundo desde el origen de los tiempos. Es por esa importancia que tienen los lenguajes como portadores de la historia humana que la UNESCO a partir del año 2002, ha decidido declarar el 21 de febrero de cada año como el Día Internacional De La Lengua Materna. El organismo Internacional pretende con esa conmemoración hacer un llamado de atención sobre la importancia de abrir espacio para que sigan conviviendo todas esas lenguas que sobreviven en nuestro tiempo.

En días de globalización es fácil tener la sensación, de que el mundo es más chico de lo que parece; es fácil cultivar la impresión de que todos participamos de costumbres parecidas. A fin de cuentas, es verdad que millones de personas vemos las mismas películas y las mismas series, en su lengua original o traducidas al idioma local, también escuchamos la misma música difundidas por la gran industria cultural mundial y leemos las mismas noticias distribuidas por los grandes medios.


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Fuente: Pixabay


Sin embargo, la existencia de más de 6000 lenguas en el mundo también nos está diciendo que la realidad puede ser mucho más amplia de lo que pensamos. Seamos fieles a ese espíritu de curiosidad que nos ha acompañado desde siempre. Echemos una miradita a ese mundo que nos ocultan todos esos hablantes. Quizá vale la pena asumir el reto de contribuir a conservar esas miradas de la realidad, aunque nunca podamos comprenderlas.


Escrito por: @irvinc

Edición y montaje: @fermionico


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