El payaso que casi pierde la sonrisa | Contenido Original

Recuerdo aquel día en que algo murió en mí y sentí que mi alma se rompía en miles de pedazos; pedazos tan pequeños que sentí que no podía respirar, que no podía concentrarme, sentía que el mundo ya no tenía sentido para mí, que la vida ya no tenía sentido, como si me hubieran derrumbado el puente frente a mí por el que estaba caminando y dejándome en el aire, en un inmenso vacío interminable.

Sí, sé que esto suena muy extraño para una introducción pero es que tengo que enfatizar aquél terrible sentimiento negativo porque si no, la historia que verán a continuación no tendrá sentido ni lógica alguno para ustedes; hoy quiero relatarles un poco sobre el día en el que casi perdí la sonrisa, y lo digo en el sentido más literal de la palabra.

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Photo by Dawin Rizzo on Unsplash

Desde que tengo uso de razón, decidí dedicarme a ser un payaso de profesión y tal vez les parezca extraño, pero créanme que es un trabajo muy noble porque no sabes cuántas personas, tanto jóvenes como adultas necesitan sonreír de vez en cuando pues el poder curativo de una sonrisa no tiene precio alguno.

Empecé siendo un payaso de fiestas infantiles, el clásico trabajo buscando entretener un montón de niños pequeños mientras sus padres iban a tomarse unos tragos o disfrutar de una parrilla en los suburbios, todo realmente rutinario pero yo amaba lo que hacía, toda mi vida me había preparado para ello y poco a poco fui escalando un poco más de posición porque decidí enfrentarme a retos un poco más difíciles en este mundo, todo tenía su protocolo.

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Photo by Levi Saunders on Unsplash

Cada vez me reinventaba para alcanzar un público diferente, entonces comencé a ser payaso de centros comerciales, nunca había imaginado que en un centro comercial habría gente que necesitara tanto el sonreír; por supuesto era mucho más difícil alegrar a las personas porque muchas veces se veían sus caras largas con una profunda tristeza o sensación de vacío, era como si estuvieran caminando por esos pasillos para escapar de algo, pero mi trabajo no era acercarme y preguntarles sino intentar alegrarlos.

Una vez tuve un encuentro poco agradable porque una persona dijo que yo era un payaso porque era más infeliz que ella, que dejara de engañar a las personas con mis falsas sonrisas y chistes para buscar de llevar felicidad a los demás; luego de ese momento decidí que el trabajo de payaso de un centro comercial no era para mí, necesitaba hacer otra cosa porque la cantidad de oscuridad en el alma de esas personas se me estaba contagiando y decidí que no debía ser así.

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Photo by Agustin Fernandez on Unsplash

Una amiga mía muy cercana me contactó porque se enteró del encuentro terrible que tuve en el centro comercial, ella estuvo conmigo en los cursos para ser payaso y me dijo que tenía años trabajando en un hospital oncológico y se sentía de maravilla, la paga era buena y hasta la comida era increíble por el gran trabajo que realizaban.

Tuve algunas dudas al respecto de volverme un payaso de hospital porque realmente nunca he pensado que una persona que está encerrada en un hospital luchando día tras día contra la muerte pueda llegar a ser feliz de alguna manea, sería muy extraño pero ella me dijo que me explicaría todo apenas llegara y obviamente necesitaba el trabajo, así que acepté y dije que comenzaría el primer lunes de esa semana.

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Photo by Hush Naidoo on Unsplash

Cuando entré en el hospital vi que todo estaba muy tranquilo, no sé porqué me imaginé que sería como esos hospitales en las películas donde hay personas corriendo para todos lados, gritando todo el tiempo y toda la cosa, al parecer este hospital no atendía emergencias así repentinas, pero aún así me sentía bastante incómodo porque había algo en el entorno que no me gustaba mucho.

Me encontré con mi amiga y me dio un tour por el hospital, me dijo donde haríamos nuestras puestas en escena, también me explicó que habían momentos en los que tendríamos que ir a ciertas habitaciones para hacer espectáculos específicos para personas que estaban en etapas de metástasis, es decir, en esa estapa final donde el cancer está a punto de llevarse sus vidas, entonces comencé a pensarlo dos veces hasta que la conocí a ella.

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Photo by National Cancer Institute on Unsplash

Su nombre era Sarah, una niña de tan solo unos 12 años de edad, con una sonrisa que solo se borraba en algunos días donde sus quimioterapias eran muy agresivas para atacar una leucemia que tenía desde hace dos años y medio; la primera vez que la vi, recuerdo que me sentí muy confundido porque podía notar que ya no tenia cabello pero ella estaba ahí, mirándome y saludando con una sonrisa gigantezca con su oso de peluche entre brazos.

Me encariñé muchísimo con Sarah, siento que cada vez que tenía un mal día en el trabajo porque de repente alguna persona volvía a tener una mala actitud conmigo, ella siempre estaba ahí, lista para regalarme una de sus increíbles sonrisas, yo siempre me quedaba pensando el cómo ella sonreía tanto o por qué ya que a mí más bien me parecía increíblemente injusto que ella estuviera pasando por una situación así a tan corta edad, pero al ver su energía nunca tuve un presentimiento negativo sobre su futuro.

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Photo by National Cancer Institute on Unsplash

Verla jugar con otros niños que estaban en su situación me hacían sonreír muchas veces porque en definitiva los niños son algo increíble, son capaces de sonreír cuando el mundo se les viene encima y eso me ha dejaba pensando muchísimo porque yo tenía mucho tiempo sin saber lo que era ser feliz, porque no podía encontrar felicidad en ninguna parte, no podía concentrarme, todo lo que recibía era odio en las calles, en el trabajo, en mi vida.

Tenía dos meses trabajando cuando me dieron una terrible noticia, al parecer Sarah había sido llevada a terapia intensiva porque su leucemia estaba pasando a la fase de metástasis por lo que tenían que atacarle todo muy rápido; la chica de la recepción me dijo que ella me había dejado su oso de peluche como un regalo por si a ella le pasaba algo y me dijo que también había dejado una nota la cuál solo podría leer en dado caso de que ella muriera.

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Photo by Samuel Austin on Unsplash

Solo duró luchando en terapia intensiva cuatro días, las cosas no salieron bien y por supuesto Sarah murió y una parte de mí murió con ella, porque desde entonces me retiré del trabajo de payaso de hospital y no he vuelto a sonreír desde entonces; han pasado par de semanas desde ese momento y siento que ya no quiero hacer nada, ya no quiero comer, ya no puedo hacer nada.

Recuerdo haber visto ese maldito oso de peluche en mi casa y me entró una locura de ira que me hizo llorar desenfrenadamente, porque necesitaba drenar, recuerdo haber gritado que no era justo y lancé el oso hacia la puerta de mi habitación; entre toda la situación recordé que tenía la carta que ella me envió y dijo que la leyera en el caso de que ella muriera, pero aunque tengo mucha curiosidad, siento que no tengo la fuerza para hacerlo porque ya estoy tan mal que siento que si hay una mala noticia ahí, me voy a quebrar.

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Photo by Noah Silliman on Unsplash

Ahí estaba yo, sentado al borde de mi balcón en un piso 21, con la carta de Sarah en mi mano, temblando porque estaba listo para irme de este mundo para ver si al menos me reunía con ella, pero no podía irme sin leer lo que me dijo, aunque sea por su honor y por todo el cariño que le tenía necesitaba saber qué decía la carta, así que la abrí.

No soy muy buena para escribir, porque bueno, tengo solo 12 años, pero quiero decirte algo importante. Si estás leyendo eta carta posiblemente he muerto a causa de mi enfermedad porque no pude ganar la batalla en la terapia intensiva. Puede que te sientas muy triste en este momento porque no estoy contigo pero oye, quiero que sepas que te quiero muchísimo y quiero agradecerte por todo lo que hiciste por mí, por todas las veces que alegraste a las personas del hospital porque no sabes lo que eso significa o significó para ellos y para mí, eres una increíble persona. Una vez me preguntaste la razón por la cual siempre sonreía tanto a pesar de mi enfermedad y la respuesta es simple; una vez mi mami me dijo que todos nos íbamos a morir en algún momento pero que ese momento nunca lo sabríamos, solo llegaría y ya, entonces, siempre viví mi vida pensando que no me quedaría más tiempo para vivir y eso me hacía sonreír a pesar de cualquier cosa porque ¿quién querría morirse estando triste? Creo que el hecho de estar vivos es razón suficiente para ser felices. Una vez escuché a alguien decir que la felicidad es una decisión, es el camino, no es el destino, así que, si en este momento estas triste, sal adelante, sonríe que yo desde donde estoy te veo y te ves horrible con esa cara larga jajaja Nos veremos pronto, por favor cuida de Teddy por mí hasta que nos veamos de nuevo. Con cariño, Sarah.

Ese día lloré demasiado, solo me senté en el sofá y lloré como nunca, pero esta vez, lloraba porque me sentía como un imbécil; esa carta me hizo ver cosas que no podía entender, siempre busqué la felicidad en todas partes y realmente la felicidad está en mí, en respirar, en estar vivo y por supuesto en llevar alegría a otras personas con mi pasión, yo soy un payaso porque soy luz y debo esparcir luz.

Al día siguiente de ese momento, decidí llamar a un amigo que era el mejor psicólogo que conocía para comenzar un proceso de terapia y hoy en día, estoy avanzando, trabajando en mí, por mí y para mí; desde se día he decidido ser feliz como lo hacía Sarah, regalarle una sonrisa a la vida porque las oportunidades no son infinitas y al fin y al cabo, es mejor morir viviendo una vida feliz, que vivir muerto de tristeza, por cierto, disculpen, pero ya se me hace tarde para mi próximo espectáculo.

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Photo by fabian wohlgemuth on Unsplash

La presente publicación fue hecha para conmemorar el Día Internacional de la Felicidad, celebrado el 20 de marzo de cada año por haber sido decretado por la Organización de las Naciones Unidas y tiene como objetivo trabajar en pro de la felicidad colectiva de la población desarrollando estudios que lleven a la implementación de soluciones a los problemas que impactan de forma negativa la vida de las personas.


Escrito y diagramado: @ilazramusic

Edición: @fermionico

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