Preparado para sobrevivir | Contenido Original

Hoy rememora con pesar, la aparición de una gripe que juzgó en primera instancia sin importancia, pero que con el transcurrir de los meses, cambiaría la normalidad de la gente.

Nadie pudo imaginar que las imágenes de películas y series apocalípticas traspasarían los límites de las pantallas para instalarse en la rutina de todos. Sí, ¿cómo estar preparado en una ficción hecha realidad?

Al principio él estaba totalmente incrédulo del contenido circulante en las redes sociales. «Patrañas», pensaba y además tenía una fe inquebrantable en que el gobierno lo protegería asesorado por la ciencia. Pero de manera paulatina fue cambiando de actitud, haciéndose maleable en virtud de los elementos dudosos de los discursos de lado y lado.


Con las primeras muertes de amigos cercanos y familiares llegó la certeza   más allá de las mentiras y verdades mezcladas. El temor se anidó en el corazón al aceptar la amenaza como real y cercana.

Mientras tanto, las medidas profilácticas acompañadas por las restricciones en el tránsito y en el desempeño de los comercios afectó con dureza a la economía, ya tambaleante en aquel entonces.

Con el afán de detener la propagación de la gripe, miles de puestos de trabajo desaparecieron de la noche a la mañana con las quiebras de medianos y pequeños negocios. Sí, la gripe en sí, trajo consigo el hambre en los más vulnerables, quienes viven al día en la economía informal.

Asimismo, la inminencia del colapso del sistema de salud pendía sobre las cabezas de todos. Las bajas en los médicos y en las enfermeras durante el tratamiento de los enfermos graves lo puso sobre alerta. El fortalecimiento del sistema inmunológico era el primer bastión para mantenerse sano.


Nunca antes había valorado la importancia de comer saludable y lo benéfico del ejercicio regular. Se preguntó si era tarde para enmendar tantos años de abusos. 

Pensó, «lo peor aún está por venir, y la gente parece no saberlo».

Una guerra mediática en curso incita la desconfianza en la gente. La consigna, “divide y vencerás”, parece reinar con todo esplendor. Así que la fe en el prójimo está quebrada y condicionada con base en el bando elegido.

El problema entonces, al menos para él, era simple. Consistió en discernir en quien creer. 


Ante cada planteamiento o medida, en favor o en contra, evaluaba también los contra argumentos de los mismos. Al final, él se jugaba la vida en ello, y la de los suyos. Cualquier fallo abriría la puerta a la calamidad y al potencial cese de la existencia.

Si bien, sabe que la muerte llegará en forma inexorable y sin aviso. ¿Quién no hará todo al alcance para demorar el fatídico encuentro?

Él había logrado mantenerse al margen siguiendo sus corazonadas. Ya no confiaba en el sentido común, cada día más influenciado por las partes interesadas y la campaña publicitaria. 

La ruina de una clase media esperanzada en consolidar una vida mejor, ahora, está más cerca de quienes siempre estuvieron en la pobreza. Mientras tanto él veía con desparpajo cómo los millonarios incrementaron  por miles sus patrimonios.


Sí, él entendía muy bien en carne propia, como todos los de su clase, el significado de la nueva normalidad. En cambio para los muy ricos o extremadamente pobres todo sigue igual.

Claro, tampoco era un conformista, ni se sentía derrotado. Luchar está en las fibras de su voluntad, y si trastabilla por las circunstancias actuales, también está acostumbrado a levantarse siempre para retomar el camino.

Siempre sostuvo que la clave del éxito está en la preparación. Pero, ¿cómo prepararse en contra de un enemigo invisible?

¿A quién creerá? Bueno, de algo está seguro. Él cree en sí mismo.

Si el objetivo es estar sano. Desarrollar una actitud positiva y libre de miedo es fundamental. Así como entender los mensajes del propio cuerpo. Meditó, «¡que tonto es satisfacer los gustos del cuerpo!». Cuántas veces comió cosas sabrosas pero perjudiciales.         


Cada reacción de dolor fue una alerta inequívoca para evitar lo dañino. La expresión, “sarna con gusto, pica pero no mortifica” es un dislate del sentido común alterado.

Comprendió que la mejor medicina es la alimentación equilibrada no reñida  con el organismo. En tal sentido, obedecer los dictámenes del mismo evitará síntomas y efectos contraproducentes. Consumir suficiente  agua de calidad, y permitir el descanso, no solo físico, también mental,   permitirá la regeneración de nuestro ser.

Bueno, también está consciente de los obstáculos de las circunstancias adversas, y de lo difícil y costoso de acceder a la mejor medicina. Pero no hay manera, uno es lo que come. Si come mal, no esperes sentirte bien.

Mientras tanto, allá afuera las diatribas continúan sin soluciones definitivas, esperanzados en tratamientos experimentales evaluados sobre la marcha. Contempla los ánimos caldeados y la caída del entramado de una falsa libertad en harás de un bien común. 

Sí, debe prepararse lo mejor posible para sobrevivir en la nueva normalidad. Aunque cree haber visto todo, intuye que apenas está al borde del precipicio y sin paracaídas. 


Hoy sabe en dónde está, y espera un mañana sin perder la esperanza, donde  prevalezca lo mejor de la humanidad puesta a prueba.

Al final, optar por morir no es una opción en el trayecto de la  vida. Solo es el término natural del hermoso regalo de estar aquí y ahora. Sí, la gripe llegó alterando el curso del estilo de una vida alienante y frenética de muchos. Quizás, es la campanada para enmendar el camino.

La gripe puede desaparecer de improviso, tal como llegó. O tal vez, nos acompañe para siempre. Las secuelas y el dolor por la pérdida de seres inestimables abatirá a muchos corazones, y más temprano que tarde,  emergerá la verdad para que la historía determine quien tenía la razón.

Espera que en el mañana, alguien como él en el día de hoy, rememore con alegría la victoria sobre la oscuridad, y el advenimiento de una libertad verdadera sin convencionalismos manipuladores.


No obstante, también sabe que necesita recurrir, en lo respecta a él, a una ética práctica no subjetiva que lo mantenga en el camino correcto resistiendo a los cantos de sirenas en donde no tiene cabida. Si debe prepararse e intentar vivir con dignidad y enseñar a quienes le sobrevivan,  la esperanza y la bendición del ser humano.

El relato de ficción inspirado en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias, acordado para el 27 de diciembre de cada año por la Organización de las Naciones Unidas con el propósito de promover las acciones y medidas pertinentes para prepararse ante la eventual amenaza a la salud de la población.


Escrito por: @janaveda

Edición e imágenes: @fermionico


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