Una vez se escuchó una leyenda, de un lugar hermoso, plagado de muchísima vegetación, flores que casi no se podían encontrar en ningún lugar, que más que adornar los senderos, ocultaban un secreto que tenía a muchas personas curiosas atrapadas, con ganas de saciarla a cabalidad; este lugar era conocido como «La Montaña de Beauté».
No era nada sencillo llegar a la montaña, porque los senderos cambiaban de forma, habían rumores que decían que esto tenía un porqué y al parecer, era por temas de que la misma naturaleza podía saber con exactitud qué tipo de personas se acercaban al lugar, entonces, al poder sentir el aura de dicha persona y la cantidad de amor que esta poseía por la naturaleza, era probable que sintieras que te perdieras pero llegabas como también era probable que pensaras que ya estaban en la montaña y terminaras en el principio del sendero.
Un grupo de exploradores una vez recorrieron todo el sendero, dejaron marcas en sitios estratégicos y fueron buscando más y más alternativas para poder alcanzar el llegar a la mítica montaña; sus esfuerzos eran en vano, pues, cada vez que buscaban las marcas que habían dejado, estas ya no existían, como si el viento las hubiera movido, como si el fango las hubiera tapado, como si nunca las hubieran hecho.
Duraron casi una semana buscando ese lugar y la naturaleza de la montaña misma empezó a sentir un poco de curiosidad del porqué estos seres humanos tenían tanto entusiasmo de llegar a la cúspide; también notaban que ellos, a pesar de llevar tanto tiempo caminando y acampando, nunca le han hecho daño a las inmediaciones de las veredas, todo ha quedado limpio, no han talado árboles, no han pisado flores ni han afectado a la fauna, así que decidieron permitirles el paso.
Cuando el sendero abrió paso, los exploradores se sentían felices porque sentían que habían logrado una hazaña gloriosa, pues no solo tenían la curiosidad de llegar a la cúspide por lo que la aventura les pedía, sino que, también saciarían la curiosidad de conocer el tan riguroso y fuertemente guardado secreto que la montaña con tanto celo mantenía oculto.
El sendero era bastante largo y a los lados del mismo, comenzaban a crecer flores de colores muy extravagantes, los exploradores no podían creer lo que veían y realmente más que felicidad o curiosidad, también tenían un poco de miedo al respecto, porque no sabía que podía pasar al contacto con la misma, así que simplemente siguieron caminado hasta que el mismo sendero mostrara su fin.
Luego de casi 1 día más de camino, por fin llegaron a un lugar que llevaba por nombre «Pozo de las Luciérnagas», el cuál, era un pozo con agua cristalina y con algunos fragmentos del pólen de una de las flores más cercanas al mismo; este polen era tan brillante que parecía como si en el agua flotaran muchísimas luciérnagas, y junto al pozo había un letrero que decía:
«Aunque la vida se pueda tornar difícil o aunque el peso de las desidias sobrepasen nuestros hombros, descansad aquí, valientes guerreros, la madre Tierra los consuela, la madre Tierra les provee, las luciérnagas combatirán la oscuridad que yace en sus entrañas, solo déjenlas entrar»
Uno de los exploradores intuyó que el mensaje implicaba el hecho de beber el agua para calmar la sed, pero jústamente luego de dar un sorbo, contaba él que sentía como si sus músculos ya no estuvieran agotados, como si estuviera completamente revitalizado, luego cuando todos los demás exploradores se acercaron al pozo, sintieron la misma sanación y decidieron que tenían que seguir adelante.
Al llegar a la cima de la montaña, encontraron una planta muy hermosa, con colores brillantes, como si no fueran de este planeta, y los exploradores intuían que esa planta podría hacer lo mismo que hizo el pozo en sus estados de salud, sin embargo, cuando ya no quedaba más sendero, vieron un mensaje en un tablón muy brillante que decía:
«La suerte os ha traído hasta mis paisajes, pero más allá de ello, la prueba de fuego podéis conocer, todo está en esta planta, Beauté, una infusión con sus pétalos y entenderás el cometido de tu vida, la naturaleza es honesta, es real, y así os sabremos si vuestras intenciones son de un ser ecuánime, o si habéis venido a envenenar nuestro paraíso»
Y justo antes de que alguno de los exploradores hiciera un té con alguna de las flores de las plantas, una voz de fondo muy profunda advertía con mucho detalle:
«De no ser amantes de la naturaleza, ni se les ocurra beber de esta flor, pues solo una purga interna encontrarán, tendrán que despedirse de su vida terrenal, pero, por otra parte, de ser respetuosos con ella, este cáliz será la pócima que desaparecerá todos los males del cuerpo, mente y espíritu, ustedes deciden»Ese día, 2 de los exploradores murieron, pues habían contaminado parte del trayecto sin decir nada, mientras que los otros exploradores fueron curados de todos sus males, no volvieron a tener dolencias físicas, superaron eventos depresivos y traumáticos, encontraron su equilibrio de salud y salieron de la montaña más felices que nunca, esparcieron el rumor para otros aventureros, pero casi nadie pudo volver a entrar.
Esta publicación se realiza como reflexión sobre el cómo la naturaleza nos provee todo lo que necesitamos para nuestra vida cotidiana, pero el cómo no tenemos consciencia del daño irreparable que le estamos haciendo a la misma, las noticias del Cambio Climático y del Calentamiento Global no tienen el suficiente eco mediático y amerita que tomemos un poco de consciencia al respecto.
Además, también fue hecha para conmemorar el Día Internacional del Té, el cuál fue decretado como celebración cada 21 de Mayo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un día para la reflexión sobre las propiedades curativas del té y el impacto cultural que este posee en la diversidad que conocemos en la humanidad.
Escrito y diagramado: @ilazramusic
Edición: @fermionico
