El Exilio | Contenido original

Han sido los años más difíciles de mi vida, mientras he estado vagando sin rumbo fijo hacia la nada, recuerdo haber pensado que ese castigo que me habían impuesto habría sido una tontería, pero resultó ser peor de lo que esperé, jamás me imaginé que me habrían sentenciado a vivir la peor etapa de mi vida, pero al menos, tengo una buena historia que contar para que las personas no cometan los mismos errores que yo.

Vivíamos en el año 2060, nuestra evolución llegó a niveles muy altos como sociedad, pero habíamos perdido un factor clave e importante de la vida, habíamos tergiversado la realidad porque tuvimos que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantenernos a salvo en supervivencia, no todos lo pudimos haber logrado, incluso muchos humanos tuvieron que cambiar su estructura interna para poder subsistir en la realidad actual y todo tiene un porqué.

image.png
Foto por Drew Beamer en Unsplash

Todo comenzó en el año 2035, oficialmente se extinguieron las abejas y eso dictaminó el comienzo del final, comenzamos a sufrir muchas faltas de oxígeno en las calles porque las flores no podían crecer, y todo fue un efecto en cadena, muchas especies de animales comenzaron a morir, a raíz de no poder cumplir el ciclo de la vida como se conoce formalmente, algunas se adaptaron y se fueron a los mares, otras simplemente cedieron y murieron.

Yo fui un activista muy comprometido con el tema del cambio climático, la prevención de la extinción de estas especies en riesgo y demás, pero siempre me trataron como un loco; a cada lugar al que iba, buscaban de desacreditar el trabajo de investigación que tenía años construyendo, no era un simple ciudadano común con una pasión o una ideología, ese era el trabajo de mi vida, nunca pude graduarme de biólogo y zoólogo porque nunca pudieron darle crédito a lo que vemos hoy en día.

image.png
Foto por Angel Santos en Unsplash

La falta de oxígeno no solo nos afectó a nosotros, muchas aves comenzaron a morir por asfixia, incluso por aturdimientos por chocar con aviones porque no podían ver bien mientras volaban, muchos depredadores naturales de estas criaturas comenzaron a desaparecer y pensaríamos que eso implicaría que estas especies vivirían más pero estábamos totalmente equivocados, al principio hubo una sobrepoblación de estas criaturas y se fueron asesinando ellas mismas porque no había comida para todos.

Los humanos comenzamos a intentar migrar hacia los mares, porque era el único lugar que no conocíamos en absoluto todavía, pero durante años, los esfuerzos no tenían el más mínimo sentido y murieron muchas personas haogadas buscando una solución, construyendo un vehículo capaz de soportar la presión y por supuesto, poder lidiar con el hecho de necesitar oxígeno para vivir, porque a pesar de que pudiéraoms explorar bajo los océanos, nuestros pulmones no estaban hechos para ello.

image.png
Foto por Michael en Unsplash

Luego comenzó lo que nadie se habría esperado, pensamos que el mar se había «recogido» y teníamos en la mente ese miedo y esa alerta ante posibles Tsunamis pero durante meses no sucedía nada, el agua no regresaba, tratábamos de investigar con aviones, helicópteros y demás, pero las tormentas en mar abierto eran demasiado potentes para nuestros vehículos, podíamos sentir que la naturaleza estaba cobrando la deuda que teníamos años construyendo.

Yo continué con mi investigación, ahora sabiendo lo que estaba sucediendo, podía tener una proyección que me hiciera entender hacia donde nos estábamos dirigiendo pero todo había sido en vano, los humanos seguían estando en la cúspide del narcisismo pensando que no tenían que solucionar nada, que seríamos capaces de adaptarnos a estas condiciones extremas y que podríamos seguir «dominando» el planeta Tierra.

image.png
Foto por Juli Kosolapova en Unsplash

Y pasó lo que temía, luego de años sin que el mar regresara, los humanos no tenían acceso al agua tan fácilmente, del mismo modo tampoco las plantas, la lluvia empezó a volverse un enigma, un espejismo que sucedía una o dos veces por año, y yo lo único que hacía día tras día era ir y avisarle a más y más personas de lo que venía próximamente, que estábamos cerca de un final inminente para la humanidad si seguíamos con la arrogancia que nos representó durante décadas.

Y llegó ese día, aquél oscuro día de Agosto, me llega una carta en la que me exigían una audiencia con el presidente de lo que antes conocíamos como la OIPP (Organización Internacional de Preservación del Planeta Tierra), ya que esta persona se encargaba de estas labores de cuidado y sanación al medio ambiente y la fauna silvestre; cuando llegué, pensé que me harían caso y comenzarían a actuar en consecuencia de mi teoría, pero realmente ocurrió lo menos pensado para mí.

Se tomó una decisión unánime para exiliarme del planeta Tierra, así que tuve que agarrar el primer transbordador e irme fuera de mi hogar, a vivir en la frialdad del cosmos; duré años viajando y vagando, y hoy en día vivo en un planeta que descubrimos hace mucho tiempo, tiene un parecido muy peculiar con aquél hermoso planeta en el que viví y recuerdo que cada cierto tiempo salía en la misma nave a ver desde lejos cómo iban las cosas en mi globo terraqueo y curiósamente, hace un par de días, la Tierra simplemente colapsó, dando fin a la pesadilla de la humanidad; mientras tanto, yo tengo una segunda oportunidad de hacer las cosas bien, así que, comencemos.

image.png
Foto por Lukas Rychvalsky en Unsplash

Este escrito es realizado motivado al Día Mundial de la Vida Silvestre, el cuál se celebra cada 3 de Marzo de cada año, decretado así por la Organización de las Naciones Unidas como un día de reflexión y colaboración entre las naciones para la preservación de la Vida Silvestre como la conocemos, por el respeto, admiración y amor que se le debe rendir a los seres que han habitado este planeta mucho antes de nuestra llegada.


Escrito y diagramado: @ilazramusic

Edición: @fermionico


Pie de página Cervantes.png

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.