Cuando veo lo que ha tardado nuestro planeta en evolucionar suelo preguntarme ¿Todos somos GAIA? De un Big bang – al parecer la Teoría más sustentada – se reorganiza la materia que, en un brazo de esa inmensa vía láctea dio vida al Sistema solar. El sol, magnate del sistema, a la distancia adecuada del planeta azul permite la transcendencia de entramadas transformaciones de materia y energía que hoy consolidan cada una de las geósferas terrestres.

¡Una GAIA embarazada se prepara cual vientre para engendrar la vida! Y comienza la existencia saltando de la química prebiótica a la esencia vital misma. Las células soportaron y adaptaron su fisiología para perpetuarse en organismos cada vez más complejos. Bacterias, algas, invertebrados, Pikaia, anomalocarix, insectos, períodos, tiempo geológico, existencia, sobrevivencia, cambios, serían algunas de las palabras elementales para definir este proceso.

Aparecen los cordados, quienes valientemente ocupan por procesos de radiación adaptativa todo espacio, y la vida se enaltece aún más. Han variado sus tamaños, su forma, su fisiología en un armónico vals que se expresa en el tiempo evolutivo.

Todo engrana, todo fluye y la belleza la acompaña ¡Esa es GAIA! Hermosa entre sus nubes, océanos, rocas, y cada elemento que hoy hacen perfecta su existencia. ¡Cada especie de los diferentes reinos cumple una función para que esto baile así!

Pero hoy algo ocurre ¡Uno de ellos perdió el ritmo y hoy juega al antropocentrismo! Valora su comodidad, pelea sus egos y lucha contra él mismo. Ha dejado atrás años de historia para alargar la vida, parchear humanos, crear niños perfectos, cambiar el clima y contaminar todo lo que ve a su paso.

Hoy realmente vuelvo a preguntarme ¿Todos somos GAIA?

Las sustancias psicoactivas como variables de investigación farmacológica

En esta nueva entrega sobre: INVESTIGACIÓN, el el Área de Cultura, Sociedad y Ambiente de Cervantes Ciencias, dedicará el espacio para describir variables de investigación farmacológica de alcance psicoactivo, principalmente sobre las respuestas de cardiotoxicidad generada en consumidores de drogas como; Marihuana, Cocaína y Heroína, esto con la finalidad de socializar con nuestros lectores los efectos perjudiciales que ejercen las sustancias psicoactivas en la salud.

Antes de entrar al tópico sujeto a socializar “Las sustancias psicoactivas como variables de investigación farmacológica”, es importante indicar que el contenido responde al proceso de investigación y aportes que he venido desarrollando en mi blog dentro del ecosistema STEEM titulado; FLORA PSICOACTIVA, cuyo objetivo principal persigue brindar información técnico-didáctica, esencialmente sobre las propiedades fisiológicas y toxicológicas, acción farmacocinética, y efectos farmacológicos adversos ejercidos por las especies psicoactivas en los seres humanos.

En este sentido, es relevante indicar que los consumidores crónicos, de sustancias psicoactivas, bien sea en presentación orgánica o inorgánica, además de las alteraciones de percepción de espacio y tiempo, el estado conciente normal también se ve seriamente afectado por periodos prolongados de paranoia, agitación, ansiedad, alucinación constante, síndromes psiquiátricos tales como; depresión, desórdenes del sueño esto debido a los efectos alucinógenos y narcóticos que surgen al consumir estas drogas ilícitas, no obstante, en lo que respecta a los principales trastornos toxicológicos evaluados a nivel farmacológico, el de mayor impacto se relaciona a las afecciones por cardiotoxicidad.

Sustancias psicoactivas y cardiotoxicidad

De acuerdo a [1], el consumo de sustancias psicoactivas categorizadas como drogas ilícitas, pueden causar efectos cardiovasculares, que van desde taquicardias y picos leves de hipertensión, hasta trastornos arrítmicos que pueden culminar en infartos, esto debido a los cambios electrofisiológicos que desencadenan estas sustancias al metabolizarse de forma endógena en el organismo, inhibiendo los canales de potasio, bloqueando los canales de sodio, y activando los canales de calcio, que crean desequilibrios e indirectamente cardiotoxicidad, de allí, la razón de considerar estas sustancias psicoactivas como variables farmacológicas.