Indígena… una pausa en el camino | Contenido Original

El próximo Domingo 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, decretado mediante resolución 49/214 de 23 de diciembre de 1994 en la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El propósito fue crear un espacio de sensibilización para llamar la atención pública sobre los problemas asociados con estas minorías étnicas, como también procurar el reconocimiento de sus culturas y el respeto de sus derechos legítimos.

En otro sentido, también habrás escuchado sobre la aldea global, un término acuñado por Herbert Marshall McLuhan en 1962 que encierra su visión sobre la inmediatez de las relaciones humanas a través de los medios de la comunicación e información audiovisuales, superando así las grandes distancias; sin duda, una predicción cumplida en nuestros días. El sociólogo canadiense usó una metáfora genial y poderosa con base en el estudio de las sociedades tribales e indígenas.


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Fuente Pixabay


Detente a pensar por un instante, ¿qué tan grande o pequeño es el mundo en estos días? y en el fenómeno de las migraciones que se da actualmente en el planeta. Recuerdo en 1998, a mi profesor de teoría social, ya fallecido, sentenciar en la sesión final el problema del siglo XXI: las migraciones. ¡Que certero fue en aquel entonces! Hay teorías sobre el origen del hombre moderno (Homo Sapiens Sapiens) que concuerdan en establecer el inicio de nuestra odisea en algún lugar de África o del medio oriente; otras proponen como motivo principal de la expansión a la búsqueda de mejores condiciones de alimentación: decenas de personas, con seguridad emparentadas, migraron en varias oleadas hasta poblar el planeta.

Con el pasar de los milenios muchos fueron asentándose en sitios propicios, formando sociedades tribales las cuales con el desarrollo de la agricultura y ganadería crecieron hasta convertirse en pueblos, luego con el auge del comercio prosperaron en tal proporción haciéndose ciudades; un mundo más vinculado dio cabida a portentosas civilizaciones con auge y caída tras la ciencia y la tecnología. Al margen de estas y en paralelo, otros optaron por mantener el estilo de vida originario, refugiándose en regiones recónditas de la naturaleza, guardando una relación más orgánica y armónica con el entorno: los pueblos indígenas (autóctonos).


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El preámbulo expuesto persigue dar contexto a la problemática que 476 millones de indígenas del mundo, algo así como el 6 % de la población, padecen causado por el avance de la industrialización y la sobre-explotación de los recursos naturales para dar soporte a la modernidad de los centros urbanos. Esta conducta consumista pone en jaque a las especies en los territorios, hogar y sustento por milenios de quienes hoy llamamos indígenas.

Incendios forestales devastadores en varias partes del mundo en el 2020 y la irrupción del Covid-19, ahora pandémico, provocó la alerta en algunos sectores de la ciencia y en los grupos ambientalistas, ven una relación entre las enfermedades emergentes y la destrucción sistemática de la naturaleza. No en balde, la ONU propuso en esta edición de la celebración el tema: Covid-19 y la resiliencia de los pueblos indígenas.


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Al enfocar la lógica del argumento global, veo con cierta reserva aspectos interesantes dignos de análisis; por ejemplo, la aplicación de criterios urbanos para valorar la situación actual de los pueblos indígenas al margen del mundo “civilizado”. Pienso en una lógica equivocada, cimentada en una conducta que por siglos ha destruido en forma irracional el entramado social y estilo de vida ancestral en un intento de explotarlo y asimilarlo. Es una invasión perniciosa y sostenida en contra de una parte de nosotros mismos y de sus hábitats; pronto ellos desaparecerán exterminados u obligados a integrarse al resto de los mestizos del mundo.

Si bien hay personas con muy buenas intenciones en estos foros que procuran solventar la problemática, también hay otras, cuyas intenciones no son tan altruistas y buscan beneficiarse, por ejemplo, aquellos tras los saberes medicinales ancestrales para patentarla en provecho de grupos económicos.


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Veo a la aldea global trascendiendo más allá de lo comunicacional, es un proceso extendido unificador de culturas, arguyendo a las minorías, quienes de manera paulatina ceden en resistencia adoptando seducidos las bondades sensuales de la cultura dominante que se amalgama. Hay quienes intenta preservarse pero percibo, están perdiendo la batalla.

Pero, ¿por qué están perdiendo la batalla? Aún no tengo una comprensión plena de las causas, mas intuyo, una misma razón, motor a través de las edades de las migraciones: buscar mejores condiciones al ver reducido los antiguos territorios, so pena de declaraciones y legislaciones para protegerlos, también hay grupos operando al margen de las leyes oprimiéndoles.


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Entre los pueblos indígenas con mayor amenazas en América están los Awás, Guaraníes y Kawahivas, Ayoreos, y Yanomamis; en África están los Baka, Bosquimanos y Pigmeos; en Asia y Oceanía están los Aborígenes, Dongria Kondhs, Jarawa, y Sentineless; solo para nombrar algunas de las más de 5000 etnias en el planeta. Otro dato revelador y estremecedor, según las estadísticas de ONU, es que un tercio de los indígenas están en pobreza extrema. Veo en esto, un impacto directo de la asimilación.

Aunque la sindéresis triunfe y se detenga la expoliación a los pueblos indígenas, el mal está muy difundido y en marcha, los efectos no son para nada agradables. Sin embargo, habrá siempre algún reducido grupo que valiéndose de los obstáculos naturales defenderá con fiereza sus tradiciones y modo de vivir; así como los Sentilenelesses, una cultura sobreviviente, al menos cincuenta mil años, en una pequeña isla del océano pacífico bajo jurisdicción de la India, sin intercambio cultural registrado. Los escasos encuentros en tiempos modernos fueron casi todos fatales para quienes osaron, voluntaria o por el azar del destino, violar su espacio.


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Como cierre viene a mi mente recientes vídeos en las redes sociales, de la aldea global, sobre actos vandálicos mostrando cómo destruyen estatuas de Cristóbal Colón, personas vociferando acusaciones de genocida, solo por el hecho de haber descubierto a América y dar inicio al periodo de la conquista por parte del europeo, diezmando a los pueblos autóctonos hallados en la gesta. Veo entre ellos, gente con distintas facciones y tonalidades de piel, muy diferentes a los grupos originarios. Estoy seguro de que el más blanco o negro, si se realiza una prueba de ADN mitocondrial se llevaría una gran sorpresa, los resultados le revelará que él, es un producto del mestizaje a través del recorrido (migración) de sus ancestros, sin excluir la probabilidad de descender de algún linaje genético de quienes acompañaron al genovés.

Cuando te encuentres con un indígena en la calle, recuerda que tú al igual él, eres indígena en el universo.


Escrito por: @janaveda

Edición e imágenes: @fermionico


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