Samuel, El Niño Fénix | Contenido Original

Cada vez que se acaba un año, tenemos la posibilidad de obtener 365 nuevas oportunidades para cambiar, para crecer, para analizar todo lo que realizamos en el año saliente y compararlo con nuestras expectativas para saber qué es lo que hemos hecho bien y qué es lo que podemos cambiar poco a poco, hay quienes crean resoluciones para trazar metas y objetivos, hay quienes empiezan de cero y jústamente este relato va acorde a este sentido, hoy les hablaré sobre un personaje muy particular.

Como todos ustedes saben, yo suelo hacer historias que sean bastante particulares, con moralejas muy marcadas, en este sentido, he decidido hacer un relato fantástico que estará basado en muchos de mis propios rituales, o el cómo lo percibo a nivel personal con respecto a mis cambios, resoluciones e ideas para poder evolucionar y alcanzar aún más el potencial que estoy buscando en este 2023.

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Foto por Giuseppe Patriarchi en Unsplash

Hace unos años, en una villa conocida como la Villa de Fuego, existían unos sacerdotes que estaban en búsqueda de un tesoro muy valioso, el cuál se escondía en lo más alto de una montaña muy imponente, con un valle y un sendero que no era nada sencillo de recorrer, pero se dignaron a realizar este viaje porque dicho tesoro valía demasiado la pena; se decía que en la cúspide de la montaña, yacía un huevo de ave fénix y todos conocían las leyendas sobre estas majestuosas criaturas.

Habían pasado 300 años antes de que se supiera la existencia de este nuevo ser y los sacerdotes estaban muy animados porque estos seres casi nunca se dejaban ver, pero la noticia de este nuevo descubrimiento llegó a sus oídos muy rápido, de tal modo que simplemente tomaron algunas de sus cosas y tomaron rumbo hacia lo desconocido para ver si podían ser testigos del poder y la majestuosidad de este ser fantástico.

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Foto por Clémence Bergougnoux en Unsplash

El valle tenía ciertos detalles entre sus rocas que lo volvían interesante, algunos jeroglíficos que mostraban una especie de mensaje de renacimiento, por la mítica historia de que el ave fénix era un ave que solía morir y volver a nacer de entre las cenizas, habían muchos símbolos que iban indicando el camino, como si realmente quisieran que encontraran el huevo, pero los sacerdotes de igual forma no se confiaban mucho de lo que veían porque tal vez podían haber trampas en el camino.

Luego de unos días de viaje, consiguieron una puerta rocosa que ocultaba una sala común muy particular, porque tenía objetos que eran muy parecidos a los que las personas podían tener en sus casas, era extraño, porque para ellos un ave fénix jamás viviría en un lugar así, parecía más como el refugio de una persona, tal vez podría haber sido un guardián de la criatura, pero dicha sala común estaba vacía, hasta que escucharon un estruendo muy fuerte.

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Foto por Marek Piwnicki en Unsplash

Una llamarada salió de aquél lugar extraño en forma de ave y se empezó a escuchar un llanto, como de un bebé, los sacerdotes no podían entender el porqué de esto, pero justo en el nido donde se supone que tenía que estar el huevo, yacía un pequeño bebé, lleno de muchas cenizas a su alrededor pero muy limpio a pesar de todo, con una mirada de ojos rojos muy prominentes, observando todo a su alrededor, era muy particular como para ser una persona común.

Estos sacerdotes decidieron llevarse al niño de ahí porque consideraban que era muy peligroso dejarlo a su suerte y como no veían que alguien pudira cuidarlo o que existiera algún otro ser ahí, decidieron adoptarlo y llamarle Samuel; lo que se vivió un poco más adelante con este chico particular, fue digno de las escrituras de un trovador de fantasía.

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Foto por Gantumur Delgerdala en Unsplash

Samuel tenía un aguante muy extraño al fuego, podía posarse sobre fuego muchas veces sin llorar ni tener alguna mínima señal de dolor, era como si hubiera sido criado en el fuego, sus ojos seguían del mismo color y crecía muy rápido, cada mes de vida para los humanos, eran como unos 5 o hasta 10 años para él, su ritmo era muy acelerado y los sacerdotes no podían creerlo, anotaban todas las cosas peculiares que tenía Samuel, pero no encontraban lógica alguna para que esto sucediera.

Lo criaron como un niño normal, por lo que se le otorgó acceso a la lectura y a la escritura, y él empezó a deconstruir su propio ser a través de las historias que conocían los sacerdotes, una vez, se quedó viendo fíjamente un cuadro sobre un ave fénix enorme que tenían en el templo los sacerdotes y empezó a decir que esa era su madre, que nunca la había visto pero que solo con ver el retrato podía sentir el calor de donde provino.

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Foto por Matteo Vistocco en Unsplash

Casi al finalizar el primer año de haber empezado a criar a Samuel, ya este alcanzaba una edad muy avanzada, al punto de llegar a ser anciano y los sacerdotes no sabían qué podría pasar con él, porque por el ritmo de envejecimiento, todo parecía indicar que al finalizar el último año del calendario, este perdería la vida; en esos últimos días, Samuel les dijo algo muy particular que les hizo reflexionar un poco:

«Es extraño el ver cómo he cambiado todo este tiempo y ustedes ni siquiera han cambiado en lo más mínimo, pero debo agradecer mucho la vida que he llevado, aprendí cosas que no creo que pudiera haber conocido en aquella cueva; no cambiaría absolútamente nada, a menos de que el cambiar algo hiciera que ustedes me encontraran de nuevo, porque tener una familia es lo más mágico que me ha podido pasar, el tener conocimiento es una bendición y el poder crecer con sabiduría es un milagro entre la existencia del ser, por favor, vuelvan a buscarme cuando estemos en el otro plano»

Luego de esa charla, a los pocos días, Samuel cerró los ojos y más nunca despertó, y al cabo de un par de días, su cuerpo se volvió un cúmulo de cenizas que se desvanecía muy rápido, pero no se esparcían, sino que se acumulaban en el punto donde quedó su cuerpo.

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Foto por Arisa Chattasa en Unsplash

Los sacerdotes notaron que las cenizas se quedaron ahí durante unos días, sin moverse, sin cambiar, así que un día, en vísperas de año nuevo, decidieron mover las cenizas de lugar para esparcirlas por el lugar pero antes de poder realizarlo, al colocar las cenizas en una bolsa, de un momento a otro sintieron que la bolsa comenzaba a pesarles más y más, y al cabo de unas pocas horas, comenzaron a escuchar, una vez más, ese mismo llanto que escucharon aquella vez, en aquél lugar donde consiguieron a Samuel.

Los sacerdotes no podían creerlo y muchos de ellos se sentían muy tristes por haber perdido un ser tan especial tan rápido, sobretodo porque querían realizar cosas que nunca pudieron porque la despedida llegó rápido, pero al ver que, de una forma misteriosa y mágica, Samuel estaba volviendo a la vida, decidieron mejorar esas cosas que sintieron que hicieron falta durante los días que tuvieron su compañía, y así, Samuel los cambió y los sanó.

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Foto por Isaac Quesada en Unsplash

Este post está hecho en conmemoración de la llegada del año 2023, le deseo a todo el que haya leído muchísimo éxito y bendiciones de parte del equipo de Contenido Original del testigo @cervantes y deseo de todo corazón que este año impactemos la blockchain de Hive por todo lo alto con ideas, proyectos, contenido y demás.


Escrito y diagramado: @ilazramusic

Edición: @fermionico


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