Cervantes Ciencia Vol. 139 p. 1-2

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Ya hemos hablado de la importancia de la reproducción sexual para la vida, resaltando que trajo al planeta la variabilidad y la sobrevivencia. Podemos decir entonces que, el sexo se convirtió en una estrategia evolutiva única que es responsable de nuestra existencia; sin embargo, la humanidad no se comporta igual que el resto de las especies, y esto también tiene mucho que ver con la evolución cultural.


Definitivamente sin reproducción no hay continuidad de la vida, no hay sucesión, no hay historia genética y la información hereditaria se estanca. Ahora bien, los humanos no tienen como único fin la reproducción, pues estos han planificado su vida en torno a otras metas como educarse, trabajar, ganar dinero y establecerse en familia. Algunos incluso han elegido no ser padres por la exigencia que esto puede llegar a requerir.


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Quiere decir entonces que el humano se ha apropiado social y biológicamente de un sexo muy diferente al de las demás especies. La hembra generalmente esta medianamente apta a nivel biológico entre los 12 y 13 años, más no será la edad ideal de acuerdo a las exigencias sociales e incluso anatómicas. El varón, quien goza de menos restricciones sociales, tampoco será padre a esta edad, pues existen otras metas que debe cumplir.

Todo esto tiene también que ver con un cuidado excesivo de las crías, que puede llegar incluso hasta la muerte de sus padres. A diferencia de las hembras en la naturaleza, la mujer humana evalúa las exigencias para reproducirse de manera muy distinta pues, generalmente no se efectúa a nivel de la biología, sino más bien hacia los estándares sociales, profesionales o económicos.


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Esta situación es causante de que existan demasiadas enfermedades hereditarias. Además, la tecnología en el campo de la salud, ha creado distintos métodos anticonceptivos que hoy le permiten a la humanidad disfrutar del placer de una relación sexual evitando un embarazo.


Otra de las cosas interesantes es que existe la necesidad de formar uniones estables para reproducirse, a diferencia de otras hembras que se aparean y luego no tienen información sobre el macho, incluso la descendencia. Todos estos elementos hacen que la especie humana sea tan diferente, y que incluso, su evolución no tenga tanto que ver con el proceso de selección natural de Darwin, pues ha logrado controlar las presiones selectivas y transformado los mecanismos sexuales que cumplen otras especies.





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